ESTAMBUL


Cuando abrí la cuenta de @viajando_solas en Instagram, mi idea inicial era compartir mi viaje a Estambul. Sin embargo, al final no lo hice.
Una vez más, las inseguridades se apoderaron de mí.
Unos meses después de aquella foto en el aeropuerto, tomada el día de mi llegada, me siento —en parte gracias a ese viaje— más fuerte y segura. Ahora tengo ganas de contar mi experiencia y compartir algunas de mis fotos.
Llegué al apartamento desde el aeropuerto primero en autobús y luego en taxi. Estaba ubicado en el distrito de Fatih, y como llegué de noche, el ambiente tenía un aire algo tétrico.
Esta es la puerta de entrada a los apartamentos donde me alojé. Aunque no lo parezca, el interior estaba bien: no era lujoso, pero sí cómodo y limpio. Lo reservé a través de Airbnb, y Melike, la anfitriona, estuvo pendiente de mí en todo momento por WhatsApp.
Vistas desde mi ventana por la mañana.
Aunque no lo parezca me aloje en una zona muy tranquila y muy segura.
Me gusta esa costumbre que tienen de sentarse en las escaleras o en los portales charlando tranquilamente.
Por el día la zona ya tiene mejor pinta y mi miedo inicial se va disipando.
Lo mejor de Estambul son sus calles llenas de vida y su gente acogedora.

Os diré que Estambul es una ciudad mágica y especial, de esas que enamoran. Una mezcla de olores y sabores, donde conviven la modernidad y la tradición en un mismo ambiente. Es una ciudad llena de vida, ruidosa y tranquila al mismo tiempo. Un lugar que merece la pena visitar, donde perderse es lo mejor que te puede pasar, y encontrarse, sorprendentemente, resulta muy fácil.
Poco a poco os iré contando más sobre mi pequeño gran paraíso, ese lugar al que pienso volver, ojalá más pronto que tarde.





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