CÓRDOBA.

Mi llegada a Córdoba fue un tanto extraña. Estaba cansada después de un viaje de diez horas, en el que el GPS decidió que la última hora y media debía transcurrir por una carretera secundaria. Por ella solo circulábamos una ambulancia y yo. Sin embargo, el trayecto fue compensado por la belleza de los campos de olivos y por esos pueblos maravillosos que quedan fuera de nuestra vista cuando viajamos por autovía.
Me alojé en los apartamentos Alhajas de Córdoba, situados en un lugar estratégico. El sitio era ideal: amplio y coqueto, con un patio perfecto para sentarse al finalizar el día o disfrutar de un café por la mañana.
Os dejo el enlace a su página web, por si queréis echar un vistazo:
Quizás no fue buena idea visitar Córdoba en pleno verano. Como bien nos explicaron en la oficina de turismo, para ellos es temporada baja, y la mayoría de los sitios cierran a las dos de la tarde. Os aseguro que hace tanto calor que puedes sentir cómo quema el suelo a través de tus zapatos.
Aun así, mereció la pena cambiar la humedad y el frescor de mi querida Coruña por el horno que supone Córdoba en pleno mes de julio.
A partir de las dos de la tarde, sus calles comienzan a vaciarse. El calor es tan insoportable que Córdoba se queda muda y sorda.
A pesar del silencio, la ciudad queda iluminada por una luz, un color y una alegría difíciles de describir. Resulta complicado encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que se siente en ese momento de absoluta soledad.
Todos, incluida yo, hemos oído hablar de la Mezquita de Córdoba y de su impresionante belleza. Os puedo asegurar que todo lo que me contaron se queda corto una vez que accedes a ella.
Distintos estilos conviven en ella —omeya, gótico, renacentista y barroco—, lo que la convierte en un lugar único.
 Lo que más me llamó la atención fue la belleza de esta fusión entre dos mundos, dos religiones y dos culturas diferentes que conviven en armonía. Por eso entiendo que sea Patrimonio de la Humanidad.
Podría pasar horas hablando de Córdoba. Es una ciudad preciosa en la que cualquier aficionado a la fotografía sería feliz, no solo por sus monumentos, sino también por sus calles, su luz y la alegría que desprende.
Córdoba tiene infinidad de lugares para visitar, algunos de ellos de gran belleza, como el Alcázar de los Reyes.
Recorriendo sus calles, comprendí por qué es la única ciudad del mundo que tiene cuatro sitios declarados Patrimonio de la Humanidad.
 Pese a que todo cerraba a las dos y que solo teníamos cuatro días para conocer la ciudad, a Viajando Solas le dio tiempo a visitar la Mezquita-Catedral, el Alcázar de los Reyes, la Sinagoga, el Palacio de la Alquimia, el Patio de Artesanos, la Judería, el Puente Romano, la Casa de Sefarad, el Real Jardín Botánico, el zoo y a acercarnos a un pequeño pueblo llamado Almodóvar del Río, que tiene un castillo impresionante donde se rodaron algunas escenas de la famosa serie Juego de Tronos.
Nos quedó la pena de no poder visitar Medina Azahara, pero las altas temperaturas y el hecho de que teníamos que partir hacia nuestro siguiente destino hicieron imposible la visita.
 Córdoba y toda Andalucía son de una belleza extraordinaria, con una riqueza cultural e histórica asombrosa, y una gente amable, alegre y encantadora.
Sin lugar a dudas… ¡volveremos!


Comentarios

  1. Que bonito, que buen trabajo, gracias a tus fotos y a tus comentarios pude conocer Córdoba y aunque no haya estado físicamente allí, mientras contemplo tus preciosas fotos y leo tus descripciones me traslado a Córdoba. Muchas graciasss 💖 😌

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  2. Espectacular, gracias a tus prrciosas fotos y descripciones he podido conocer Córdoba sin haber estado allí. Muchísimas gracias 💖

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  3. Unas fotos preciosas y con ganas de conocer Córdoba.

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  4. Muchas gracias, es una ciudad donde espero poder ir pronto⭐⭐⭐

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  5. Unas fotos muy bonitas, vivo los lugares a través de tus fotos.

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